lunes, 5 de abril de 2010

Besame, es una orden


Me arrancabas el deseo de la boca, me arrancaste, no me recupero.
Labios ociosos, los míos, se abrían por el peso inexplicable de tenerte a un suspiro de distancia. Siguieron ociosos. Hubo más abundancia en las manos, que sentían la ternura y la falta, el deseo arrancado en un pestañeo descalzo de tu abrazo. Tu boca.
Tu boca me miraba fijo, más que los ojos; en el fondo me besaste, me besabas, te lo pedí a gritos. Qué pasa, todo. Te lo confesé cuando me callé y no sostuve mirarte. Decime que vamos a hablar el mismo lenguaje la próxima vez que me calle, decime mi vida, mi muerte, mi boca, decime que el corazón se trasparentó en los ojos, que en las pupilas me encontraste. Y besame para vernos sintiendo, dejame con los ojos cerrados. Besame.-Es una orden-