A ella le brillan los ojos
como a mí, ese día del sótano
donde empezábamos a destruirnos.
Yo fui todo lo necesario
para que vuelvan.
Todo lo que necesitabas
para sentirte incómodo.
El resultado de la sopa de letras
puesto en las manos
para que no me hagas,
vos necesitabas un juego para pasar -muy rápido- a
la final.
Tengo el anillo -esa estupidez del
anillo-
metido en la cintura
como raspándome el aire,
mi amor no es nada precioso,
el oro está en tu cama
devolviéndote algo de mi pobreza.
Busco la sonrisa en los cuadros bajos
y mi memoria se percude
no la encuentro, sé que está
anulada en un cajón.
Resigno la remera rota
necia historia que vestí,
ahora arrugada en mi energía
tendré que donar el pasado,
rescato el pedazo de útero que me
cuelga
abrazo, salir de mi posición fetal,
que en definitiva ya no sos mi cordón.
Salir de la posición fetal, sí, es buen punto de partida. Lindo poema. De verdad.
ResponderEliminarL (De suspendelviaje).